martes, 26 de octubre de 2010

DISFRUTO!!!!

La portada de Vogue noviembre es la que ha dado el pistoletazo y la inspiración a este post. Ya llevaba tiempo viendo que el dorado iba a ser una de las tendencias de este otoño/invierno, aunque luego se lo pondrán cuatro, una pena. 

Una de las seguidoras más fundamentalistas de esta tendencia es Anna Dello Russo, la podemos ver en su blog ataviada con este color muchas veces. La más reciente como portada de la revista 10 magazine , con un Balmain cuajado de paillettes. 


El dorado, el oro, siempre ha sido un símbolo de riqueza y lujo, y quizás por eso, para hacernos creer que la economía vuelve a estar en una buena posición (valiente falacia) han querido lanzar la tendencia del neo-barroco o maximalismo (en mi vida) al mercado. Como he dicho antes, pocas, serán las que se atrevan con ella, por que con esta tendencia, como con casi todas, tienes que llevar  a la tendencia, no que ella te lleve a ti y es algo difícil de conseguir si no tienes práctica, ojo, gusto e incluso mesura.





















En cualquier caso el dorado suele sentar bastante bien, a rubias, morenas o pelirrojas, de piel claro u oscura, aunque puedes acabar pareciendo Rondel oro. Lo hemos visto muchas veces en Egipto, en Bizancio, en el Renacimiento, en el Barroco y el Rococó, en el modernismo...




















En definitiva todas las época y periodos han estado salpicadas por este brillante color. Los diseñadores lo han tomado como inspiración en muchas ocasiones, sólo hay que recordar el desfile de Alta Costura de Dior, de hace unos años, inspirado por uno de los viajes a Egipto de Galliano, las medusas y cinturones de Versace, las cadenas de Dolce & Gabbana, los corpiños de Gaultier, los vestidos orientalia de Poiret, el mejor lamé (a ver dónde lo encuentras ahora) de las películas de los treinta por Travis Banton y Adrian, pasando por los vestidos de cocktail de los cincuenta o la psicodelia de los sesenta, donde, no nos engañemos, bajó algo su reputación (el mundo hippie y el folk), pero en lo setenta subió enteros y si quería salir a bailar disco tenía que ser en dorado (o al menos que brillase), la siguiente década sólo hizo aumentar su presencia (Dios bendiga Dinastía) al igual que la primera parte de los noventa (!esos pendientes!), sin embargo, esto es un péndulo y llegó el grunge y el minimalismo y se acabó la cosa; Menos mal que llegó el cambio de milenio y la recuperación de todos los estilos posibles del pasado y, creo, que ya vamos por la tercera venida del maximalismo, aunque incoherentemente han vuelto los noventa más aburridos pero mezclados con los setenta de Park Avenue. Debe ser que como Studio 54 pillaba unas manzanas más abajo han aprovechado, de día con punto beige y pamela y de noche con lúrex dorado.

En cualquier caso, sea por lo que sea, estoy encantado con ese huequito que este temporada tiene el dorado y el lujo más obvio, porque el oro es siempre oro y porque el oro me encanta, disfruuuutooo!!

1 comentario:

  1. ¡Me encanta! Creo que voy a aprender muchas cosas en tus posts. Felicidades. Te pondré en mi blogroll en cuanto llegue a casa.

    Besos.

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