domingo, 24 de abril de 2011

MORIR DE ORDINARIEZ

El post sobre Dinastía y algunos reportajes que he venido viendo en los últimos días me han llevado a pensar las diferencias entre varios conceptos, no siempre claras pero absolutamente personales.



Los conceptos e ideas a tratar son tan generales y escurridizos como glamour, elegancia, lujo, charm, ostentación, clase... Mil veces oídos y trillados pero casi nunca bien usados. Partiendo de la base de que son ideas bastante abstractas que entran dentro del campo de lo intangible voy a intentar resumir lo que pienso de ellas con ejemplos bastante explicativos.


Vivimos en una sociedad y un tiempo en el que la mayoría de estas palabras han perdido su verdadero significado pero perviven al igual que las lenguas muertas. Glamour... habéis visto a alguien con glamour, charm, encanto como lo queráis llamar? Yo no. Desde luego no lo tienen los Óscar o Penélope Cruz como alguna vez he leído (la nueva Sofía Loren? La nueva Audrey Hepburn? Como mucho Farala, la nueva chica en la oficina y no es precisamente divina). El glamour conllevaba misterio, veladuras, ver la realidad sólo a medias, a través de un velo de gasa, de un antifaz de encaje o de un abanico de marabú.

Muchas veces he oído y leído que el glamour se puede comprar pero la elegancia, desde mi punta de vista, no se puede comprar nada y mucho menos el glamour, como casi todo lo tienes o no lo tienes, no hay nada peor que falsear lo que no se es. Evidentemente que se puede comprar la elegancia, sólo hay que ver a Letizia Ortiz, una chica normal, con demasiados aires, que de la noche a la mañana se ha convertido, muy presuntamente, en un icono del estilo y la elegancia, no se puede negar que a la chica la llevan elegante, pero ¿es algo natural e innato en ella? no creo, más bien en Rania de Jordania que cualquier día Letizia le hace un "Mujer blanca soltera busca" y es que estamos en una época en la que se peca de querer lavar a la gente su personalidad y hacer de ellas algo presuntamente elegante. Ejemplos hay para parar un tren y lo malo es éso que vienen cuatro niñas y las clonan porque, a lo mejor, tienen talento para sea lo que sea a lo que se dediquen pero les falta una imagen y derivan por dos vertientes o sosas rubitas o chica árbol de Navidad, muy de moda últimamente, sin ser ellas nada de eso. 


La elegancia es mucho más que un traje Chanel y va dentro de la persona. Recuerdo cuando estaba estudiando moda que un compañero empezó a hacer un trabajo sobre morir de glamour y nos hizo preguntas a varias personas de la escuela sobre el tema y a día de hoy mi opinión sigue siendo la misma: ya no se puede morir de glamour, porque el glamour está muerto.No los busquéis en las alfombras rojas o entre las páginas del Hola, ahí no está, se murió cuando las cámaras y las luces se metieron en la vida de las estrellas, cuando ves a una comprando su café de Starbucks en Uggs, el misterio se pierde, la ilusión se rompe y eso es el glamour, cómo vas a comprar algo intangible, algo que no existe.


Cuántas veces he visto retratado el glamour como vago oropel de damascos rojos y ángeles dorados cuando la realidad es mucho más sencilla, y difícil, que eso: el glamour no es sólo el encaje y las gasas, es lo que haces con ellos y lo que ellos hacen contigo; tienen que ser parte de ti, como si fueras en chandal, en el consabido dicho de: tienes que llevar la ropa, no que ella te lleve a tí, está la respuesta. De lo contrario será como un vestido que no es de tu talla.


Este tema se divide en otros cientos con sus correspondientes significados. ¿Elegancia? Audrey Hepburn era elegante, ¿clase? Catherine Deneuve tiene clase (es chunga pero la tiene), ¿sofisticación? Alexis Carrington era sofisticada. Son palabras muy fuertes que tienen como epítome personas, escenarios o situaciones igual de fuertes y  que no se pueden usar tan a la ligera.


Como todo, hechos tan extremos suelen tener, si no antónimos al menos aproximaciones desafortunadas y la mayor de ellas es el lujo mal entendido. Ya sabéis ese dicho de "no hay nada peor que un tonto con mala leche" pues lo mismo con el dinero. Yo soy el primero al que le gusta el lujo pero Dios nos pille confesados con el lujo de Oriente Medio, Rusia, Oeste americano o de las chonis de mi barrio; vale, ya sabemos que "el oro siempre es oro" pero el pasamanos con forma de mariposa ¿es necesario? No estáis hartos de ver casas con grifería de oro, casas con frescos tipo pompeyano con los rostros de los propietarios y logos más grandes que la propia prenda. Lo que me recuerda una anécdota de la jefa de un amigo, que se había comprado pintura dorada y se iba a poner un D&G "que se viera desde Serrano" (estábamos en Castelló) a lo que nosotros nos quedamos locos, porque no se nos podía ocurrir ordinariez mayor (bueno sí). Este es el punto donde el lujo se convierte en ostentación y apariencia, tan perjudiciales y, por desgracia, tan usadas. Qué decir de ese mundo marbellí, de esas fiestas del champagne... Recuerdo en un Callejeros que decía una "señora" desde un barco: bebemos champgane, no cava, que es más caro (sin comentarios) o los futbolistas con nefasto gusto hasta para comprarse una simple camiseta pero con un reloj bañado en polvo de diamante y perla micronizada.






Hay muchas palabras para designar nuevas realidades como: tiene mucho rollo (tienen un buen estilista), tiene mucho estilo (ídem), tiene algo... Ése es uno de os grandes problemas de las nuevas celebridades que no se creen su personaje, las de antes sí sabían, lo que las llevaba en gran parte a perderse a sí mismas en el camino y a acabar fatal, lo que las hace mucho más interesantes.


 Qué aburrimiento estas estrellas tan campechanas, tan indies, tan de encontrártelas por la Latina, tan from the block, las ves estupendas en premios y editoriales y al día siguiente resacosas y en vaqueros o lo que es peor ese tipo de famoso que sólo va de fiesta, se lo bebe/mete todo y después al detienen y demás uffff eso sí que es clase Lindsay. Debería aprender de Liza, borracha desde los setenta y todavía no la han detenido, hasta para beberte el agua de los floreros hay que tener clase. Parte del encanto es ése, cuando tu carrera, tu talento y tu mismo eres tan larger than life consigues eclipsar el resto. Una chica que lo está haciendo muy bien es Dita Von Teese, se ha creado un personaje y nunca la ves flaquear o en un faux pas, y el truco yo creo que está es que ella se ha convertido en lo que quería y no ha mirado atrás.


Por eso yo siempre me quedaré con Garbo en tutú diciendo su "I want to be alone", con Marlene abriendo su abanico de encaje o incluso con Audrey y su croissant.

sábado, 16 de abril de 2011

MA TOILETTE

Hace unos meses me encargaron una serie de modelos para una pasarela y había un tema que me venía dando vueltas desde hace tiempo: el del tocador femenino. Siempre he sentido fascinación por el proceso de embellecimiento de las mujeres. Tiene mucho de alquimia. Por lo que durante toda la colección usé los colores de los polvos, de las borlas, del raso de las negligés, así como los materiales.
Al mismo tiempo, se cruzó en el proceso de creación el anuncio del perfume Love de Chloé con la maravillosa Raquel Zimmermann, con lo que al tocador se le sumo ese aire setentero discotequero de Studio 54 y de Halston y un puntito de Tom Ford que siempre se agradece.
Las fotos finales no las tengo todavía pero este es todo el trabajo preparatorio:

BOUDOIR
Filosofía en el tocador
Boudoir
¿Qué es un  boudoir?
El boudoir es una habitación dedicada al arreglo personal de las mujeres que, a lo largo de los años, se le fueron añadiendo otras connotaciones y utilidades. Unas veces servía de vestidor, otras de tocador y otras muchas como sala de confidencias.



Desde los salones privados de Cleopatra hasta el vestidor de Carrie Bradshaw, las mujeres han necesitado, en todas las culturas, un lugar privado para poner en marcha la maquinaria de la transformación, un lugar donde vestirse, maquillarse y conversar con amigas sin la presencia de hombres. 


Sin duda, era un lugar especial para la mujer, apartada de la política o la cultura durante tantos siglos, uno de los pocos privilegios, u obligaciones, que le quedaban era el arreglo; pero este lugar no era sólo de paso también se pasarían, seguramente, largos ratos, en lo que, quizás, se aprovechara para tomar el té o un aperitivo y discutir sobre todo tipo de temas. Pudiera ser que en uno de estos boudoirs la marquesa de Rambouillet fraguara la creación de su salón literario .
¿Por qué el boudoir?
Porque siempre me ha atraído el ambiente, cálido y casi secreto que tienen. Es (era) el santuario de la mujer, donde se ponía en práctica la alquimia de la transformación y, probablemente, tantas intrigas se fraguaron


Es un pequeño rincón escapista donde todo está abullonado, es nacarado, rosado, empolvado ¡, delicado. Todo lo que nos rodea, desde bibelots hasta útiles de maquillaje lleva escrito la palabra belleza, que, al fin y al cabo, no hay nada mejor  de lo que rodearse.
El proceso de arreglo de una mujer es casi un ritual, algo atávico, como un cortejo, unas veces tiene que seducir a un hombre, a otra mujer, a un entrevistador, a unos amigos o en último (o primer) lugar a sí misma.


Son todos elementos altamente atrayentes, que ha formado la génesis de esta colección






Elementos que conforman Boudoir.

Partiendo de la base de esta sala, lo que necesitamos saber es qué hay en ella y tomas como puntos de referencia para desarrollar la colección.

Podemos encontrar gran variedad de objetos, dependiendo de la persona que lo habite. Para esta colección la propietaria bien podría ser una actriz de los años 30, una cocotte del Demi-Monde o una mujer a la moda de la época eduardiana, en todo caso una mujer alejada de convencionalismos sociales. Quizá fuese una heroína de Edith Wharton , Colette o Dorothy Parker.
Básicos en su vestidor serían los productos dedicados al arreglo: polveras, brochas, esmaltes, perfumes, frascos de cristal para lociones y cremas, borlas, peines y un sinfín de artículos.

Algo indispensable es el tocador donde guardar todos estos elementos, con muchos cajones y un gran espejo.
No podemos olvidarnos de los armarios y de su contenido. En esta ocasión, nos vamos a centrar en el apartado de la lencería, lo que el ojo no ve a primera vista pero se sabe que está ahí. Sujetadores, medías, encajes, négligées, corsets , puntillas, ligueros...



Los colores no pueden ser otros que los empolvados: rosas, verdes, azules, melocotones, malvas... , todo ello se mezcla con el lujo del dorado y el negro de la lencería. En esta ocasión me he decantado por el nude, color delicado que imita el tono de la piel y que he mezclado con la dureza del negro. Colores, ambos, presentes continuamente en el imaginario del tocador y la ropa interior y de noche femeninos.

Los tejidos livianos, transparentes y brillantes, con caída: gasas, plumeti, encaje, satén, lamé, tul  y piel de ángel se combinan entre sí para conseguir un efecto entre lo etéreo y lo dramático, lo obvio y lo oculto, que, en resumen, es la esencia del arreglo femenino: conseguir lo máximo aparentando que ha costado la mínimo.


Influencias y temáticas que han conformado Boudoir.
Partiendo de la base del tocador y vestidor femenino y todo lo que conlleva; la colección se ha desarrollado con la ayuda de otros elementos que la han enriquecido y actualizado. Son influencias variopintas que se han traducido en cortes, formas y colores.

Desde los tonos empolvados de la fotografía  de Beaton o los macarons de Ladurée. La caídade los vestidos de Adrian y Banton para Garbo y Dietrich o el tocador de Jean Harlow, vestida de lamé al biés; corte que creó y extendió Madame Vionnet, constante, siempre, en mi trabajo.
El colorido tenue de peonías y hortensias; el descaro, los cortes y la sensualidad de Tom Ford para Gucci e Yves Saint Laurent que se enlaza con el joie de vivre de los setenta de Halston y Studio 54, amenizado con el “She can´t love you” de Chemise, resucitado por Chloé y banda sonora de esta colección.



No podían faltar las ilustraciones de Rene Gruau para Christian Dior, que tan bien reflejó la femineidad, el traje Bar y su colección primavera/verano 2006, reflejada en su perfume J’adore.

Otro punto importante, tratándose de un tocador ha sido la lencería de las Pin-Up durante la Segunda Guerra Mundial, normalmente en negro o rojo y llena de encajes y transparencias. Hablando de Pin-Ups es imposible y necesario hacer mención a Dita Von Teese, reina y responsable del actual auge del burlesque y del arte de insinuar; apasionada de Dior, Gaultier o Christian Lacroix ha llenado páginas con glamour y sofisticación, mediante sus polveras gigantes y su lencería vintage.


Para finalizar, sólo una pequeña pincelada de la lencería en el cine: ya he citado a Dietrich, Garbo y Harlow, vestidas con batas de seda y lamé pero no podemos olvidar dos imágenes icónicas: Elizabeth Taylor en “La mujer marcada” y Sophia Loren en “Bocaccio 70”, reinventando la combinación y las transparencias.


Y aquí los bocetos de la colección que no son la capilla sixtina precisamente:



























































lunes, 11 de abril de 2011

DESENGÁÑATE, MÁS ES MÁS.

Definitivamente fue el reflejo de una sociedad y de una manera de entender la vida. Apenas recuerdo nada de Dinastía pero sí la sensación que me producía verla, siempre he sido una fanático del lujo desmesurado y esta serie era lo que te ofrecía y sin barreras, con descaro y todo on the face. 

La primera temporada no obtuvo muchos adeptos pero fue al entrar el personaje de Alexis Carrington cuando subió como la espuma. Joan Collins supo encarnar a la perfección el típico personaje de víbora trepa y ricachona, que huele a Poison u Opium y se abriga con pieles. Joan Collins no destacó especialmente en su juventud sin embargo alcanzó una gran popularidad gracias  a este personaje que, en un principio, estaba pensado para Raquel Welch o Sophia Loren, elecciones totalmente desacertadas ya que Welch pecaba de putón y Sophia de demasiado poco mala pécora.

Si hay algo que recuerde vívidamente es, obviamente, la ropa. El exceso generalizado de todas y cada una de las prendas era hipnótico. Cual urraca no podía dejar de mirar el brillo del lamé y de las joyas. Recuerdo perfectamente una escena de Alexis bajando una escalera con un turbante a juego con el resto del vestido. Era la imagen perfecta del poder femenino en los ochenta, poder conseguido por matrimonios y engaños se entiende. Grandes hombreras, grandes lazos, mucho brillo, pieles, tocados, velos, nada era mucho.

En una época en la que estaba bien vista la ostentación Dinastía era la reina de la parrilla televisiva. Indudable fue su importancia en la moda, todas las señoras querían vestir como Alexis o como Krystle e imaginar ser parte de ese selecto mundo al que sólo unos pocos tienen acceso (es la magia de la moda).
El éxito fue tal que se llegó a crear un colección de prendas basada en la serie, diseñada por Norman Miller, artífice de todo el vestuario, no sólo de Dinastia si no de otros grandes éxitos como Los ángeles de Charlie o Vacaciones en el mar.

Viendo este video es imposible notar lo diferente que les quedan a las modelos tales vestimentas. No es cuestión de edad o físico, es cuestión de actitud, de haber nacido para ello. En Joan Collins podías ver como ella llevaba las prendas mientras que en el desfile las modelos son meras perchas, no le dan ningún significado a lo que llevan y son devoradas por la ropa.



No sé quien habrá hecho este video pero hay que ponerle un monumento, se puede apreciar el estilo que bordó Alexis, tules, capas, negligés de seda, power suits, volantes y lujo, mucho lujo.


Desde luego espero como agua de mayo cualquier ocasión para poder disfrazarme de ella.

domingo, 3 de abril de 2011

DÍMELO CON FLORES.

No hay cosa que más me guste en el mundo que las flores. Si tuviera dinero y espacio llenaría cada rincón con ramos de todos los colores, como la casa de Pamela Anderson que, contrariamente, a lo que hubiese pensado de ella tiene ciertos elementos de buen gusto.
No es algo que coja de sorpresa, sólo hay que ver el fondo del blog. Las flores me han fascinado desde pequeño, especialmente las de colores rojizos/rosáceos. Recuerdo cuando iba con mi hermana de pequeño al Alcampo de mi barrio (exactamente igual que hoy en día) y siempre comprábamos macetas con multitud de flores que al poco tiempo se marchitaban y morían, nunca supimos realmente cómo cuidarlas y que floreciesen fuertes. Siempre me ha pasado una cosa, me gustan muchas cosas, muchas disciplinas y de muy variados temas pero en gran parte de los casos no sé como conducir esas aficiones y acaban en anda, cosa que me crea una gran frustración. Recuerdo que de pequeño, donde empiezan todas las frustraciones, me encantaba ir a la biblioteca y ver libros de manualidades donde contaban como hacer una jardinera con los envases de yogur o una caseta de pájaros con palos de polo... Pero mi favorito era el de manualidades navideñas, todavía recuerdo la portada, había de toso tipo para el árbol, para la mesa de Navidad, para la ropa de los niños, cómo me hubiese gustado poder hacer algo. Pero como siempre me ha pasado eran empresas demasiado grandes para tan pocos medios... 

Total que lo mismo me pasaba con las flores yo quería parterres, macizos de flores, salvajes jardines ingleses, milimétricos jardines franceses y un puente rojo de jardín japonés pero sólo tenía cuatro malas macetas.


A día de hoy sigo con cuatro malas macetas pero con floridos contenidos, hortensias, ranúnculos, dragonias , un jazmín y mataría por tener una maceta con peonías, pero dime dónde la meto. 

En fin que intento que las flores me rodeen lo más posible, en mi terraza, en mi boli de Harrod's, en los centros de mesa, en las tazas, en la ropa y en la comida.

Uno de los mayores placeres y facilidades de internet es la facilidad con la que puedes encontrar cosas y es una fuente inagotable de imágenes de flores, jardines y paisajes y otra de mis obsesiones: las pinturas de puestos de flores, especialmente de finales del XIX y principios del XX.


Cuando estas Navidades me regalé el libro "My passion for design" de la Streisand me quedé prendado de sus jardín, de sus flores y de la exquisitez de las gamas cromáticas. Asegura odiar esos ramos con flores multicolores que tanto se ven y que tan chabacanos son, prefiere las composiciones de un solo color pero en infinidad de tonalidades. Llega a tanto su obsesión que hace que las flores del interior y exterior más cercano a la zona combinen con la decoración de las habitaciones. Si os gusta la decoración y ver el proceso de construcción de una casa, con todos sus pequeños detalles y problemas, no dejéis echar un vistazo al libro, es un gusto ver el cuidado y la dedicación con el que ha elegido cada picaporte, cada losa del sendero y las razones que te da para ello.
No sé si ya lo había comentado en algún otro post pero mis favoritas son las peonías, las hortensias y las rosas, claro, especialmente las de té con esos colores nude tan delicados. Me encantan las flores en colores rosáceos, rojizos y azules. Hay una gitana en Alonso Martínez que siempre me intenta vender flores, porque yo siempre me quedo mirándolas y me quedo con ganas de decirle: pero si primero me tengo que comprar el jarrón, que se nos rompió uno que teníamos y siempre me olvido de comprar otro.
No sé bien a qué se debe esta atracción por ellas, quizá porque están ligadas a un fuerte simbolismo social y espiritual y siempre han tenido una gran significancia y significado, de hecho están adaptadas y evolucionadas para atraer y reclamar a otras especies para ser polinizadas (no se diferencian mucho de nosotros, ¿verdad?)a través del color de sus pétalos y su perfume. Quizá es porque se ha demostrado que son un poderoso inductor de emociones positivas en nuestra especie. O quizá, simplemente, es porque son bonitas.