sábado, 16 de abril de 2011

MA TOILETTE

Hace unos meses me encargaron una serie de modelos para una pasarela y había un tema que me venía dando vueltas desde hace tiempo: el del tocador femenino. Siempre he sentido fascinación por el proceso de embellecimiento de las mujeres. Tiene mucho de alquimia. Por lo que durante toda la colección usé los colores de los polvos, de las borlas, del raso de las negligés, así como los materiales.
Al mismo tiempo, se cruzó en el proceso de creación el anuncio del perfume Love de Chloé con la maravillosa Raquel Zimmermann, con lo que al tocador se le sumo ese aire setentero discotequero de Studio 54 y de Halston y un puntito de Tom Ford que siempre se agradece.
Las fotos finales no las tengo todavía pero este es todo el trabajo preparatorio:

BOUDOIR
Filosofía en el tocador
Boudoir
¿Qué es un  boudoir?
El boudoir es una habitación dedicada al arreglo personal de las mujeres que, a lo largo de los años, se le fueron añadiendo otras connotaciones y utilidades. Unas veces servía de vestidor, otras de tocador y otras muchas como sala de confidencias.



Desde los salones privados de Cleopatra hasta el vestidor de Carrie Bradshaw, las mujeres han necesitado, en todas las culturas, un lugar privado para poner en marcha la maquinaria de la transformación, un lugar donde vestirse, maquillarse y conversar con amigas sin la presencia de hombres. 


Sin duda, era un lugar especial para la mujer, apartada de la política o la cultura durante tantos siglos, uno de los pocos privilegios, u obligaciones, que le quedaban era el arreglo; pero este lugar no era sólo de paso también se pasarían, seguramente, largos ratos, en lo que, quizás, se aprovechara para tomar el té o un aperitivo y discutir sobre todo tipo de temas. Pudiera ser que en uno de estos boudoirs la marquesa de Rambouillet fraguara la creación de su salón literario .
¿Por qué el boudoir?
Porque siempre me ha atraído el ambiente, cálido y casi secreto que tienen. Es (era) el santuario de la mujer, donde se ponía en práctica la alquimia de la transformación y, probablemente, tantas intrigas se fraguaron


Es un pequeño rincón escapista donde todo está abullonado, es nacarado, rosado, empolvado ¡, delicado. Todo lo que nos rodea, desde bibelots hasta útiles de maquillaje lleva escrito la palabra belleza, que, al fin y al cabo, no hay nada mejor  de lo que rodearse.
El proceso de arreglo de una mujer es casi un ritual, algo atávico, como un cortejo, unas veces tiene que seducir a un hombre, a otra mujer, a un entrevistador, a unos amigos o en último (o primer) lugar a sí misma.


Son todos elementos altamente atrayentes, que ha formado la génesis de esta colección






Elementos que conforman Boudoir.

Partiendo de la base de esta sala, lo que necesitamos saber es qué hay en ella y tomas como puntos de referencia para desarrollar la colección.

Podemos encontrar gran variedad de objetos, dependiendo de la persona que lo habite. Para esta colección la propietaria bien podría ser una actriz de los años 30, una cocotte del Demi-Monde o una mujer a la moda de la época eduardiana, en todo caso una mujer alejada de convencionalismos sociales. Quizá fuese una heroína de Edith Wharton , Colette o Dorothy Parker.
Básicos en su vestidor serían los productos dedicados al arreglo: polveras, brochas, esmaltes, perfumes, frascos de cristal para lociones y cremas, borlas, peines y un sinfín de artículos.

Algo indispensable es el tocador donde guardar todos estos elementos, con muchos cajones y un gran espejo.
No podemos olvidarnos de los armarios y de su contenido. En esta ocasión, nos vamos a centrar en el apartado de la lencería, lo que el ojo no ve a primera vista pero se sabe que está ahí. Sujetadores, medías, encajes, négligées, corsets , puntillas, ligueros...



Los colores no pueden ser otros que los empolvados: rosas, verdes, azules, melocotones, malvas... , todo ello se mezcla con el lujo del dorado y el negro de la lencería. En esta ocasión me he decantado por el nude, color delicado que imita el tono de la piel y que he mezclado con la dureza del negro. Colores, ambos, presentes continuamente en el imaginario del tocador y la ropa interior y de noche femeninos.

Los tejidos livianos, transparentes y brillantes, con caída: gasas, plumeti, encaje, satén, lamé, tul  y piel de ángel se combinan entre sí para conseguir un efecto entre lo etéreo y lo dramático, lo obvio y lo oculto, que, en resumen, es la esencia del arreglo femenino: conseguir lo máximo aparentando que ha costado la mínimo.


Influencias y temáticas que han conformado Boudoir.
Partiendo de la base del tocador y vestidor femenino y todo lo que conlleva; la colección se ha desarrollado con la ayuda de otros elementos que la han enriquecido y actualizado. Son influencias variopintas que se han traducido en cortes, formas y colores.

Desde los tonos empolvados de la fotografía  de Beaton o los macarons de Ladurée. La caídade los vestidos de Adrian y Banton para Garbo y Dietrich o el tocador de Jean Harlow, vestida de lamé al biés; corte que creó y extendió Madame Vionnet, constante, siempre, en mi trabajo.
El colorido tenue de peonías y hortensias; el descaro, los cortes y la sensualidad de Tom Ford para Gucci e Yves Saint Laurent que se enlaza con el joie de vivre de los setenta de Halston y Studio 54, amenizado con el “She can´t love you” de Chemise, resucitado por Chloé y banda sonora de esta colección.



No podían faltar las ilustraciones de Rene Gruau para Christian Dior, que tan bien reflejó la femineidad, el traje Bar y su colección primavera/verano 2006, reflejada en su perfume J’adore.

Otro punto importante, tratándose de un tocador ha sido la lencería de las Pin-Up durante la Segunda Guerra Mundial, normalmente en negro o rojo y llena de encajes y transparencias. Hablando de Pin-Ups es imposible y necesario hacer mención a Dita Von Teese, reina y responsable del actual auge del burlesque y del arte de insinuar; apasionada de Dior, Gaultier o Christian Lacroix ha llenado páginas con glamour y sofisticación, mediante sus polveras gigantes y su lencería vintage.


Para finalizar, sólo una pequeña pincelada de la lencería en el cine: ya he citado a Dietrich, Garbo y Harlow, vestidas con batas de seda y lamé pero no podemos olvidar dos imágenes icónicas: Elizabeth Taylor en “La mujer marcada” y Sophia Loren en “Bocaccio 70”, reinventando la combinación y las transparencias.


Y aquí los bocetos de la colección que no son la capilla sixtina precisamente:



























































1 comentario:

  1. Espero que cuelges fotos de los vestidos ya acabados porque eran sensacionales¡¡¡:)

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